Hippolyte fue uno de los múltiples co-descubridores de la fotografía. Tuvo la mala suerte de ser ignorado en favor de Dagerre por motivos políticos en la presentación del descubrimiento en Francia. Mosqueado por este olvido, se autorretrató como un hombre ahogado. Así, en los albores mismos de este nuevo medio, esta forma mecánica y objetiva de fijar las apariencias de la realidad, Hippolyte nos muestra con su suicidio alegórico que la fotografía es algo más: es sobre todo un lenguaje, en el que cabe la mentira, en el que la técnica puede dejar paso a la intención como elemento central, en el que lo que ocurre a este lado de la cámara, fuera del encuadre, lejos de los focos, es lo que da sentido a la imagen.